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marcha. No había nadie esperándolo.
De pronto sintió que se le erizaba el vello de todo el cuerpo. La casa parecía
sumida en un silencio.
 ¡Rianna!
El miedo fue apoderándose de él a medida que recorría la casa y gritaba su
nombre.
 ¡Rianna!
¿Cómo podía ser tan estúpido? Debería haberse dado cuenta de que estaba solo
nada más despertarse. Siguió llamándola mientras buscaba en todas las habitaciones,
los armarios, el sótano y el ático hasta que se quedó afónico y no le quedó ningún
lugar en el que buscar.
Mirando por las ventanas intentó encontrarla fuera, diciéndose que debía de
haber salido un instante. Abrió la puerta de la cocina y volvió a gritar su nombre.
No obtuvo respuesta, y el silencio hizo crecer su miedo. ¿Habrían conseguido
llegar hasta ella los hombres de Haroldson? ¿Podían haberla sacado de la casa sin
que él se diera cuenta? Había bajado la guardia demasiado pronto, durmiendo como
un bebé.
Había vuelto a fallarle, y el pecho se le contrajo dolorosamente al imaginarla
sola y a merced de los matones de Haroldson. Tenía que encontrarla.
 ¡Rianna!
¿Estarían inconscientes los agentes de fuera& o estarían muertos? Fue en busca
del teléfono y marcó el número de móvil de uno de ellos.
 Soy Tremont  dijo en cuanto contestó . ¿Dónde demonios está Sullivan?
Escaneado por Marisol F y corregido por SCC Nº Paginas 110-130
Barrer, Becky  El riesgo del amor
 El agente especial Sullivan?
Kyle apretó los dientes.
 A la agente especial Sullivan. Se supone que es a ella a quien estás
protegiendo, ¿no?
 No, señor  contestó el agente con calma . La agente especial Sullivan se
marchó hace un par de horas con el agente Payne.
 ¿Cómo que se ha marchado?  gritó . ¿Dónde demonios han ido? ¿De
compras? Se supone que no debe salir de esta casa bajo ningún concepto. ¿Por qué
diablos iban a arriesgarse a salir de la casa sin que los acompañen hombres armados?
 No lo sé, señor. Mis órdenes son permanecer aquí y asegurarme de que nadie
se acerca a la casa. Tendrá que llamar al director si necesita saber algo más.
Kyle colgó maldiciendo entre dientes y volvió a descolgar para marcar el
número privado de Sullivan.
 Sullivan  contestó tras un momento.
 ¿Se puede saber dónde está Rianna?  le espetó sin más . No me puedo
creer que le hayas permitido salir de esta casa sin más. ¿Te has vuelto loco?
 Es una delicia hablar contigo por la mañana, Tremont.
 El hombre que tienes fuera dice que se ha marchado con Payne. ¿Qué narices
está pasando?
 Hemos decidido que era el momento para trasladarse a otro lugar seguro.
 ¿Qué?  estaba gritando porque no podía respirar . ¿Has decidido
trasladarla sin contar conmigo? ¿La dejas salir de aquí en plena noche acompañada
por un agente inexperto? ¿Se puede saber qué te pasa?
 Decidimos que era la mejor solución.
Kyle creyó percibir compasión en su voz.
 ¿Me estás diciendo que Rianna ha accedido a trasladarse sin discutir y sin tan
siquiera decirme adiós?
 Me dijo que iba a dejarte una nota.
 Quiero saber adonde se ha marchado.
 Sabes que no puedo decírtelo.
 ¿No puedes?  preguntó, pero sabía que estaba perdiendo el tiempo, y sin
más, colgó el auricular y volvió a recorrer la casa en busca de la nota que
supuestamente le había dejado Rianna.
La encontró junto al teléfono del salón. Con manos temblorosas, abrió el sobre
que llevaba su nombre y que lo esperaba apoyado contra un jarrón.
Querido Kyle:
Siento tener que marcharme de esta manera, pero ya era hora de que cambiara
de sitio.
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Barrer, Becky  El riesgo del amor
Por favor, vuelve a tu casa y ocúpate de todo. Te prometo que Donald te
mantendrá informado de los avances que vayan produciéndose en el caso.
Muchas gracias por cuidar de mí. Te estaré siempre agradecida por ayudarme a
escapar y a sanar.
Tuya.
Rianna.
¿Tuya, Rianna? Se pasó una mano por el pelo. Rianna nunca había sido suya
excepto quizá en su imaginación. Si de verdad sentía algo por él, ¿por qué no estaba
allí?
¿Por qué se había apartado de su lado de ese modo? ¿Le habría llegado
demasiado cerca del corazón, o se temería que él sintiera por ella algo que nunca iba
a ser capaz de sentir por él?
No podía creer que hubiera sido capaz de marcharse dejándole tan sólo unas
cuantas palabras patéticas en un papel, sabiendo que no había modo humano de que
él se enterara de dónde iba a estar.
La furia y la impotencia lo atenazaron, acompañadas de un dolor tan intenso
que comenzó a temblar. No podía moverse, no podía recuperar el aliento.
Entonces oyó un ruido en la puerta y se volvió. No podía dar crédito a lo que
estaba viendo. Rianna entró y se acercó despacio.
 Confiaba en poder estar aquí antes de que te despertaras y leyeras eso  dijo.
Su voz sonaba tan temblorosa como se sentía él. Estaba tan guapa, tan dulce, [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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