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llevaba levantada su arma planeando descargar el golpe en el último instante, buscando
los ojos. Sus flancos izquierdos se cruzaron rozándose. El instinto le decía dónde estaba
su oportunidad, así que lo único que tenía que hacer era vigilar la lanza de su oponente.
Tensó los músculos de su antebrazo izquierdo para asestar el golpe. Las lanzas se
inclinaron hacia el lado izquierdo de los ponyes cuando los guerreros estuvieron lo
suficientemente cerca. El choque escorió su mano y axila derechas, allí donde saltó el
extremo de la lanza. Su antebrazo izquierdo estaba despellejado y roto, pero sus piernas
se apretaban firmemente. Todavía estaba montado. Hizo girar a Pony Blanca con las
rodillas buscando a Alce Corredor.
El calicó vagaba sin control con el joven macho desplomado sobre su cuello y
arrastrando la lanza. Drum Búho Azul echó un vistazo a su pedernal y vio que sus
símbolos religiosos estaban completos. La hoja se hallaba cubierta de cabellos y roja
sangre se deslizaba por el mango cubriendo los dibujos. Drum Búho Azul rodeó el prado
confiadamente: su oponente había caído y vomitaba. Observó una franja de
resplandeciente cráneo blanco a través del lacerado cuero cabelludo de Alce Corredor.
Un colgajo peludo cubría sus ojos y goterones de sangre se aplastaban sobre su montura.
Drum Búho Azul rasgó la manta que le servía de silla y vendó su antebrazo izquierdo.
El sol ascendía en el cielo. Tenía la lengua seca y le dolía el estómago. Las lombrices le
debilitaban. Se sentó, alto y derecho, observando la profunda respiración irregular de su
contrincante.
Inesperadamente. Alce Corredor dejó escapar un alarido y cargó por segunda vez.
Drum Búho Azul contempló la frenética aproximación. Si el joven macho desea morir
aquí, sobre el prado, él complacería su deseo. Puso a Pony Blanca al trote con un golpe
de sus talones. La cara de su adversario estaba escondida tras la sangrienta máscara de
cuero cabelludo bamboleante. Vio demasiado tarde los ojos calculadores y de aspecto de
abalorios. Intentó balancear su pedernal para resistir. Los cascos de la montura lanzaban
terrones de tierra. El impacto hizo que una lanza se rompiera secamente. Drum Búho
Azul dirigió la mirada a su propio pedernal: ni nueva sangre ni nuevo dolor.
Alce Corredor se puso en pie lentamente, las piernas muy separadas y los brazos
cruzados. Drum Búho Azul miró a los tres jefes. ¡Seguramente no permitirían que este
joven macho se enfrentara a un guerrero montado y armado! Hizo un gesto con su
venablo: «Abandona mi territorio». El guerrero derribado llevó hacia atrás el colgajo de
cuero cabelludo que le tapaba los ojos y le miró con extravío. Los jefes se sentaban
estoicamente. Extraño. La lanza de Drum se hizo repentinamente pesada mientras las
solitarias seguían royendo su estómago. No tenía todo el día. Si Alce Corredor deseaba
morir, allá él. Drum bajó su lanza para cargar, pero Pony Blanca se distrajo y comenzó a
triscar hierba. Maldiciendo, Drum trató de dirigirla con las rodillas hacia donde quería. El
pony le ignoró. Uno de los jefes echó pie a tierra. Vio a su compañera embarazada bajar
corriendo por la falda del montículo.
El paisaje se inclinó y le precipitó en la hierba. Un verde mate le bloqueó la visión. Su
compañera le levantó la cabeza hasta posarla en su regazo. Era gentil.
Drum quiso gritar cuando vio la lanza de Alce Corredor, astillada y gruesa, saliendo de
su pecho, pero la embotada mente neolítica de Búho Azul se limitó a aceptarlo. Con
pesada mano palmeó el vientre de su compañera. Drum intentó advertirle que cuando
vagara por el río cocinara el pescado a fin de protegerse de la D. Latum, pero las únicas
palabras que consiguieron atravesar los labios de la Edad de Piedra fueron: «Enseña a mi
hijo a mantener alta la lanza». ¡Click!
Mullah sacudió el hombro de Drum.
Ciudadano Drum. ¿has vuelto con nosotros?
Drum movió la cabeza;
Fue un viaje doloroso. Todavía puedo sentir esas solitarias.
La mucosa gástrica está probablemente un poco lesionada. Toma un verde cuatro
menta para sentar tu estómago. ¿Qué piensas de nuestro «Pedernal y Solitarias»?
Drum frunció el ceño.
Me temo que no sea para ARNOLD.
Mullah convino en ello.
Cierto. Probablemente hay demasiados clichés caducos en ella maternidad,
compañeras, respuesta valerosa frente a la agresión del nido ; temas trasnochados.
¡Demasiado simplista!
Drum tragó saliva. Sentía el estómago tenso.
Mullah continuó:
Me agradan esas cintas por su contenido sensorial, pero me temo que afectarían
incluso a la inteligencia de ARNOLD. Las luchas neolíticas eran adecuadas en la Edad de
Piedra, pero le estamos pidiendo que defienda la Colmena donde problemas tales como
el combate de la pradera de las Espadañas se solventarían despojando a los dos
guerreros de sus permisos de nacimiento. Nada de niños: no habría razón alguna que les
obligara a competir por la pradera. Podrían vivir en paz y compartir la caza y la pesca en
tanto controlaran el crecimiento de la población.
Como la Colmena dijo Drum.
Mullah hizo un gesto afirmativo y extrajo una pila de perfiles leptoanímicos.
Esta es la serie de ARNOLD. Usaremos «Papaíto Piernaslargas» para darle la
coordinación requerida en el manejo de las grúas de combate de Rorqual. Las secuencias
«Capón» y «Gallo de pelea» le darán confianza.
Drum se relajó.
Sí. Permanezcamos en el nivel de vertebrados inferiores, lejos de los homínidos.
Mantendremos su entrenamiento reflejo tan simple como nos sea posible. Cuanto
menos filosofe mejor lo hará.
ARNOLD fue enviado a los astilleros a desarrollar los músculos y a aprender anatomía
de Rorqual en viejos cascos.
LEPTOANIMA CAPON
¡Click! El capón ARNOLD estaba junto a otras neutras aves de grueso trasero, ni gallos
ni gallinas. Cada uno disponía de un generoso tazón de gachas, así como de agua.
ARNOLD era incansable. Su alma recordaba cuando el alimento era consistente y las
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