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evolucionó hacia la economía de monopolio, y su inseparable división de clases empezó a
ser más y más honda dentro del marco del viejo orden. Las clases de nueva formación
necesitaban un instrumento político de poder para el mantenimiento de sus privilegios
sociales y económicos sobre las masas de su propio pueblo y para imponerse, fuera, a otros
grupos de humanidad. De esta manera se produjeron las condiciones adecuadas para la
evolución del Estado moderno como órgano del poder político de las clases y castas
privilegiadas gracias al cual se subyuga y oprime a las clases desposeídas. Esta tarea es la
obra que motiva la vida del Estado, la razón esencial y exclusiva de su existencia. Y el
Estado ha permanecido fiel a semejante obra y tiene que seguir siéndolo, pues va su vida en
ello.
En el transcurso de su desarrollo histórico, han cambiado sus aspectos externos, pero
sus funciones siguen siendo las mismas. Éstas han sido incluso ampliadas constantemente,
al paso que sus defensores iban logrando establecer nuevas áreas de actividad social
favorable a sus fines. Tanto si el Estado es monárquico como republicano, tanto si
históricamente está ligado a una autocracia como a una constitución nacional, sus funciones
son idénticas. Y así como las funciones en el organismo de las plantas y de los animales no
pueden ser alteradas arbitrariamente, de manera que uno no puede, por ejemplo, oír con los
ojos ni ver con los oídos, tampoco se puede transformar a gusto de uno un órgano social de
opresión en instrumento adecuado para la liberación del oprimido. El Estado no puede ser
más que lo que es: defensor de la explotación de las masas y de los privilegios sociales,
creador de clases privilegiadas, castas y nuevos monopolios. El que no llegue a reconocer
que ésta es la función del Estado, no comprende la verdadera constitución del presente
orden social y es, por tanto, incapaz de señalar a la Humanidad nuevas perspectivas para
una evolución social.
El anarquismo no es una solución manifiesta para todos los problemas humanos; no es
la utopía de un orden social perfecto, como con tanta frecuencia se ha dicho, y no lo es
porque, por principio, rechaza todos los esquemas y concepciones de carácter absoluto. No
cree en ninguna verdad absoluta ni en metas definidas señaladas al desenvolvimiento
humano, sino que cree en la ilimitada perfectibilidad de los arreglos sociales y de las
condiciones de la vida del hombre, arreglos que suponen un constante esfuerzo por
Rocker - Anarcosindicalismo 14
alcanzar formas de más alta expresión, y por tanto no puede prefijarse para ellos un estadio
último, una meta definitiva. El mayor crimen de todo Estado consiste precisamente en que
trata invariablemente de forzar la rica variedad de la vida social hacia formas definidas y
ajustarla a una modalidad particular que no da margen a más amplias perspectivas y
considera toda condición prevista como cosa permanente. Cuanto más fuertes se sienten
sus adictos, más completa es la forma en que ponen a su servicio todos los órdenes de la
vida social, tanto más agarrotadora es la influencia que ejercen sobre el desempeño de
todas las energías creadoras de la cultura, y tanto más perniciosamente afectan al
desarrollo intelectual y social de una época determinada.
El llamado Estado totalitario, que pesa hoy día como una montaña sobre pueblos
enteros y que trata de modelar todas las expresiones de su vida intelectual y social según el
patrón inerte trazado por una providencia política, elimina con fuerza despiadada y brutal
todo esfuerzo encaminado a modificar el presente estado de cosas. El Estado totalitario es
un espantoso presagio de nuestro tiempo, y muestra con horrible claridad a dónde puede
conducirnos semejantes retorno a la barbarie de siglos pasados. Es el triunfo del mecanismo
político sobre el espíritu, la racionalización del pensamiento, del sentimiento y de la
conducta, de conformidad con las normas establecidas por los funcionarios. Es, por
consiguiente, el fin del verdadero cultivo intelectual.
El anarquismo no reconoce más que el sentido relativo que tienen las ideas, las
instituciones y las formas sociales. Por consiguiente, no es un sistema social delimitado,
hermético, sino más bien un impulso definido en el desarrollo histórico de la Humanidad,
impulso que, en contraste con la vigilancia y guardia intelectual que ejercen todas las
instituciones clericales y gubernamentales, se esfuerza por el desdoblamiento libre, sin
trabas, de todas las energías individuales y sociales de la vida. Incluso la libertad no pasa de
ser un concepto relativo, ya que no es un hecho absoluto el que sustenta, si no propende
incesantemente a ensancharse y a alcanzar a círculos más y más amplios, por múltiples
medios. Sin embargo, no es para los anarquistas la libertad un concepto filosófico abstracto,
sino la posibilidad concreta que tiene toda criatura humana de desarrollar plenamente las
potencias, capacidad y talento de que le dotara la naturaleza, y convertirlos en realidad
social. Cuanto menos influido esté dicho desenvolvimiento natural del hombre por la [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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